Ay, la pasta fresca casera... ¡qué buena está! Es un placer comerla, lo suficiente como para justificar el trabajillo que lleva. No nos vamos a engañar, aunque no es complicado, lleva tiempo prepararla. Sin embargo, dependiendo de tus gustos, puede ser agradable. A mi es lo que me pasa, que en una situación normal me relaja hacer pasta casera. Y digo lo de la situación porque ahora, con Nora en casa a sus tres meses, a veces se complica el dedicarle tanto tiempo a algo ;) De hecho, la idea inicial era documentar todo el proceso de elaboración de la pasta con unas fotitos cuidadas de los ingredientes frescos, los pasos seguidos, lo que vamos obteniendo, esas cosas tan guays que quedan tan bien en un blog... pero no pudo ser, jejeje.
Muchas cosas que atender a la vez... unos panes levando esperando para entrar al horno, la pasta en sí, el relleno, la salsa pesto, una ensalada para acompañar, todo ello intercalado con un biberón por aquí, un chupete que se cae por allá, un rato de poner a Norita en el parque para que se entretenga, pero sin pasarse que luego se agobia con tanto juguete (aun es pequeñina para eso)... es complicado meter en medio de esa ecuación la cámara de fotos con el suficiente tiempo y cuidado para que las fotos merezcan la pena :) Pero bueno, hay fotos del palto servido, que aunque no hacen justicia a su sabor, alegran la entrada en el blog :)