Las galletas de avena, llamadas en inglés Oatcakes, de Oat = Avena, forman parte de la historia escocesa. La avena (Avena Sativa) es uno de los pocos cereales que crecen perfectamente en climas fríos y esto lo convirtió en el principal alimento del pueblo escocés hasta bien entrado el siglo XX. Originalmente se hacían sobre una plancha de hierro caliente sobre la misma estufa mientras la familia se reunía a charlar alrededor del único punto caliente de la casa.
Se dice, por ejemplo en Wikipedia, que en el siglo XIV los soldados escoceses llevaban en su equipo una plancha metálica y un saquillo de avena molida gruesa. De esa manera, humedeciendo la avena (lo que no sería difícil en esas tierras ;-) y con poco trabajo se podían generar un alimento básico pero nutritivo.
Veremos que estas galletas son en extremo sencillas, pero deliciosas como acompañamiento de salados o dulces por igual, e incluso solas. Cuando pruebas una ya no quieres dejar de comerlas. Es la ventaja de su poco dulzor (casi nada, sólo el de la propia avena), que no cansa ni empalaga. Pero además la gran ventaja es la práctica ausencia de grasas (un pelín de aceite o mantequilla nada más) que convierte a estas galletas en el perfecto tentempié para media mañana. Menos chorradas comerciales para guardar la línea y más OATCAKES!
- Ingredientes (para unas 30 oatcakes redondas de 5 cm)
- 140 g de harina de avena molido grueso. Se pueden usar copos de avena molidos en casa.
- 140 g de copos de avena enteros. Nosotros usamos directamente müesli ecológico (copos de avena y trigo y pasas). Los copos de algunos cereales no ecológicos (por ejemplo los conocidos cornflakes, o copos de maíz) no son adecuados por el excesivo procesado a que son sometidos (vídeo inferior en inglés), por mucho integral que lleven en el nombre...
- 280 g de agua hirviendo
- 28 g de mantequilla o 65 g de aceite de oliva.
- Unas vueltas de pimienta negra molida.
- Media cucharadita de sal.
- Un puñadito de sésamo u otra semilla que os guste.
- Preparación
La preparación es bastante sencilla y rápida. Primero se mezclan todos los ingredientes secos y se forma un volcán con ellos. En el centro se vierte el aceite o se coloca la mantequilla en pequeños taquitos.
Se calienta el agua hasta que hierva y se vierte sobre la mezcla seca. Se remueve todo rápidamente con una cuchara. Se formará una pasta pegajosa, tipo papilla muy densa. Se trabaja con la cuchara hasta que se pueda meter la mano (que no queme) y se amasa un poquito para que deje de pegarse. Es rápido, no hay que amasar en serio.
Se forma una bola con la masa y se deja reposar unos minutos. Mientras tanto, preparamos dos papeles vegetales de hornear y colocamos la masa entre medias. Estiramos con un rodillo. De esta manera no se pega nada la masa y podemos conseguir una lámina tan fina como nos guste. Nosotros la dejamos de unos 5 milímetros.
Ahora pasamos a cortar las galletas con la forma que nos guste. Con un vaso sales círculos, con un cuchillo podemos hacer rectángulos, la imaginación al poder.
Las vamos colocando sobre papel de hornear en una bandeja de horno y calentamos este a 180ºC. Las ponemos en el horno durante unos 20 o 30 minutos, o hasta que estén tan secas como nos guste (más crujientes o menos).
¡Listo!
- Recomendaciones
- Son un tentempié perfecto entre horas, porque al ser tan integrales, sin azúcar ni grasas (prácticamente) puedes comer unas cuantas antes de sentirte mal ;-P.
- Combinan bien con salados y dulces por igual. Con un poco de salmón y queso, tetilla y membrillo, paté con mermelada, por ejemplo.
- Se pueden conservar perfectamente, crujientes y todo, en una caja cerrada, de metal que además queda muy chula ;-)
- ¡Están de lujo!
como se conservan por mucho tiempo
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