Siempre es divertido y enriquecedor probar cosas nuevas, incluso si esas cosas salen regular (si salen mal ya no es tan divertido, jejeje). Sin embargo, cuando los experimentos dan un resultado rico y convincente, la sonrisa que te sale es doblemente grande. Ese ha sido el caso esta vez, si bien tampoco ha sido una cosa tan tremendamente novedosa, el resultado ha sido muy bueno.
En el tiempo que llevo dedicado a hacer pan casero, he probado unos cuantos panes. No han sido muchos tipos, pero si suficientes para saber que en casa nos gusta mucho el pan blanco, por ejemplo. No es que el integral no nos guste, que también es bien bueno, pero la verdad es que cuando la harina es rica (ecológica, molida a la piedra, con germen y ese colorcito cremoso tan bonito) nos gusta mucho como queda en blanco.
También hemos visto que el formato del pan de molde es muy cómodo: se hacen buenas tostadas, se corta fácilmente, se congela bien si se quiere y queda muy tierno por los laterales.
Por último, hemos descubierto últimamente que preferimos claramente la Masa Madre a la levadura. Los panes de molde que había hecho hasta ahora habían sido con levadura, ya que así lo indicaban las recetas que utilicé (el St John, por ejemplo, o el Simple Milk Loaf con espelta que hicimos) pero la verdad es que notábamos el sabor de la levadura, especialmente si el pan nos duraba unos días y se iba secando. Como esto no nos gusta, y además la masa madre mejora la conservación del pan, pues ¡adelante!
Tenía ciertas dudas sobre el levado de esta masa, que lleva leche en lugar de agua y algo de mantequilla y azúcar (y por tanto es más pesada que una masa normal) pero creo que eran porque es mi primera masa enriquecida hecha al 100% con Masa Madre. Pero a la vista de los resultados, ¡ha sido un éxito!
He optado por dejar fermentar la masa dos veces, al estilo del pan de hogaza normal con Masa Madre (los panes de molde llevan muchas veces una única fermentación). El resultado ha sido un pan con unos matices de sabor claramente diferentes al mismo pan hecho con levadura y una fermentación. Por primera vez puedo decir que se nota mucho la diferencia entre una masa hecha rápidamente (levado de unas 2 o 3 horas máximo) y otra hecha con sus largas horas de fermentación (una primera de 16 horas en nevera y una segunda de 3 horas a temperatura ambiente), a igualdad de todo lo demás.
lunes, 28 de mayo de 2012
lunes, 21 de mayo de 2012
De vuelta al pan, PAN, con espelta y nueces
Últimamente el blog lo tenemos un poco parado. Ha habido
otras cosas que nos han entretenido y nos han mantenido algo alejados del blog,
y también un poco de la cocina. No es que hayamos dejado de comer, obviamente ;-),
sino que no hemos creado nada digno de ser mencionado. Comidas sencillas, de
fondo de armario culinario, diríamos.
De hecho, ni siquiera he hecho apenas pan. Un pan de molde
tal vez, pero la verdad es que tenía poca harina en casa de la que uso para pan
(me gusta usar harina ecológica, que si no la compro con cuidado sale cara) y
eso me limitaba bastante las posibles creaciones. La masa madre empezaba a
aburrirse en su botecito en la nevera, se estaba poniendo más y más mustia, le
había salido algo de líquido por encima (priva, se llama técnicamente), en fin,
que la pobre necesitaba volver a la actividad. Pero ya por fin se juntaron las
harinas nuevas (que llegaron por mensajería el otro día) y el tiempo necesario
y me puse manos a la obra.
Me decidí por un pan simple, hecho al 80% con harina blanca
de trigo de Rincón del Segura y un 20% de espelta integral, del mismo molino. Le
puse, por darle un toque, unas nueces troceadas y algunas pipas de girasol.
Además esta vez ni siquiera he dividido la masa total en dos hogazas con
distinta forma, sino que he horneado una única hogaza de 1 kilo. La razón de
esto es porque en el horno de casa (un micro-horno deLonghi nada maravilloso,
pero que es lo que se podía poner en tan poco espacio, como un microondas de
grande) no caben dos hogazas salvo que sean muy pequeñas, pero si cabe, a duras
penas, una hogaza de 1 kilo. Así al menos tenemos pan para unos días.
Me voy a limitar a poner aquí los ingredientes, y los pasos
más básicos que he seguido. Si queréis alguna información más podéis preguntar
en los comentarios o por correo electrónico y estaré encantado de contaros
cosas.
martes, 8 de mayo de 2012
Empanadillas (panadons) de berenjena asada y calabacin
Las empnadillas son un invento útil. Son como hacer una empanada (porque es masa que envuelve un relleno) pero suelen ser pequeñitas y muchas veces, se fríen en lugar de hornearlas. Sin embargo, para hacerlas un poco más sanas, nosotros hemos optado por usar el horno, y para ello hemos tirado del inacabable repertorio de recetas de El foro del pan y hemos elegido unos panadons o empanadillas típicas de la zona de Lérida, que se hacen con una masa sencilla de harina, cerveza y aceite de oliva.
Como era la primera vez que lo hacíamos, no teníamos referencia del resultado pero así también serán las mejores que hayamos probado nunca ;-) ¿no? Tras mezclar los ingredientes y amasar, me daba la impresión de que era una masa rara: más aceite de lo normal y una textura algo próxima a la masa de unas galletas... Sin embargo, después de un tiempo de reposo vimos que se dejaban estirar bastante bien con rodillo, sin romperse, y que se podían rellenar perfectamente, con lo que al menos la cmoestibilidad estaba casi garantizada ;-)
El relleno típico es de espinacas, pero teníamos en casa una berenjena que había que comerse junto con alguna otra cosa, así que optamos por improvisar algo: berenjena asada al horno la noche anterior salteada con calabacín y un resto de pechuga de pollo asada. La clave de todo es siempre adaptar las recetas a lo que uno tenga por casa, ¡no es necesario ceñirse a los originales!
Bizcocho de centeno y plátanos con arándanos y nueces
El centeno es un cereal muy extendido en panadería, especialmente en los países del centro, este y norte de Europa, donde los panaderos saben hacer u uso de este cereal que aquí nos parece casi magia. Sin embargo, en repostería, el centeno es un cereal mucho menos utilizado. No creo que haya un motivo claro aparte de la omnipresencia y polivalencia del trigo, pero creo que de vez en cuando viene bien utilizarlo, porque está muy rico y aporta matices y nutrientes diferentes que es bueno introducir en nuestras (en ocasiones) pobres dietas.
En este caso el bizcocho es muy similar al típico que se hace a partir de un yogur que se utiliza como medida de cantidades para todos los ingredientes, pero hemos introducido algunos cambios para darle alegría al cocinero ;-) Esta receta básica en su versión de trigo, se encuentra en muchos libros de cocina, pero la variación del centeno la sugirió Noalpandebenzinera en El foro del pan.
Los plátanos del título estaban en casa y pedían a gritos ser utilizados. Tienen incluso un poco de historia por detrás... Resulta que nosotros estamos en un grupo de consumo (V de Verdura, en Carabanchel) y compramos nuestras verduras, frutas, huevos, algunos panes, harinas, legumbres y otras cosas a través de ese sistema. Así conseguimos buenos precios en productos ecológicos traídos directamente del campo por los propios productores que se pueden permitir una vida menos sufrida gracias a ello. Es verdad que se paga un poco más que en una tienda convencional, pero también tienes la seguridad de que no estás consumiendo esos deliciosos pesticidas y fertilizantes químicos que tan bien nos sientan. En fin, qué me desvío... jejeje.
El caso es que esos dos pobres plátanos se habían quedado en el local donde hacemos el reparto de las cajas de verduras y a falta de dueño, y antes de su próximo fin, decidí llevármelos a casa y darle un final digno ;-)
En este caso el bizcocho es muy similar al típico que se hace a partir de un yogur que se utiliza como medida de cantidades para todos los ingredientes, pero hemos introducido algunos cambios para darle alegría al cocinero ;-) Esta receta básica en su versión de trigo, se encuentra en muchos libros de cocina, pero la variación del centeno la sugirió Noalpandebenzinera en El foro del pan.
Los plátanos del título estaban en casa y pedían a gritos ser utilizados. Tienen incluso un poco de historia por detrás... Resulta que nosotros estamos en un grupo de consumo (V de Verdura, en Carabanchel) y compramos nuestras verduras, frutas, huevos, algunos panes, harinas, legumbres y otras cosas a través de ese sistema. Así conseguimos buenos precios en productos ecológicos traídos directamente del campo por los propios productores que se pueden permitir una vida menos sufrida gracias a ello. Es verdad que se paga un poco más que en una tienda convencional, pero también tienes la seguridad de que no estás consumiendo esos deliciosos pesticidas y fertilizantes químicos que tan bien nos sientan. En fin, qué me desvío... jejeje.
El caso es que esos dos pobres plátanos se habían quedado en el local donde hacemos el reparto de las cajas de verduras y a falta de dueño, y antes de su próximo fin, decidí llevármelos a casa y darle un final digno ;-)
viernes, 4 de mayo de 2012
Haciendo Sushi en casa...bueno, Makis ;-)
El Sushi es una de esas comidas algo exóticas (aunque cada vez menos) que nos parecen difíciles de hacer en casa, o que consideramos que la calidad que obtendremos no será satisfactoria comparada con la que ofrecen los restaurantes. Sin embargo, una vez te pones a probar, te das cuenta de que el resultado es más que bueno y de que la diversión y el precio bien justifican al menos intentarlo.
Nosotros llevábamos ya un tiempo pensando en probar, casi desde que le cogimos el gusto a este plato japonés tan conocido y ya por fin hemos aprovechado este puente de lluvia y tiempo gris en Madrid para lanzarnos a su elaboración.
Hay muchos tipos y variedades de lo que conocemos genéricamente como Sushi: una combinación de arroz aliñado con otros ingredientes como pescados, mariscos o verduras. Uno de los tipos más conocidos es el maki (o makisushi): un rollito de arroz y algún relleno en el centro envuelto en alga nori que se corta en unas 8 porciones circulares. Este tipo de Sushi es sencillo, cómodo de comer, no lleva mucho pescado que a veces produce cierto reparo en los que no estamos acostumbrados y es igualmente delicioso.
Nosotros nos decantamos por la elaboración de este tipo de Sushi precisamente por la cantidad de rellenos posibles, que no se limitan al pescado crudo que en estos momentos no nos iba bien utilizar. Como era una primera prueba algo improvisada en un día festivo de tarde lluviosa, y lo importante era jugar un poco, utilizamos unas cosillas que había por casa: palitos de cangrejo congelados, atún de lata, aguacates y queso e untar. Con eso y lo básico para la cocina japonesa (vinagre de arroz, wasabi, salsa de soja...) te montas una cena genial en poco tiempo. Obviamente no es el Sushi más rico, pero es un buen primer paso o introducción si no te la quieres jugar con el tema del pescado. Esto es barato y fácil de conseguir, y el resultado está rico aunque no sea, digamos, realmente japonés ;-)
Nosotros llevábamos ya un tiempo pensando en probar, casi desde que le cogimos el gusto a este plato japonés tan conocido y ya por fin hemos aprovechado este puente de lluvia y tiempo gris en Madrid para lanzarnos a su elaboración.
Hay muchos tipos y variedades de lo que conocemos genéricamente como Sushi: una combinación de arroz aliñado con otros ingredientes como pescados, mariscos o verduras. Uno de los tipos más conocidos es el maki (o makisushi): un rollito de arroz y algún relleno en el centro envuelto en alga nori que se corta en unas 8 porciones circulares. Este tipo de Sushi es sencillo, cómodo de comer, no lleva mucho pescado que a veces produce cierto reparo en los que no estamos acostumbrados y es igualmente delicioso.
Nosotros nos decantamos por la elaboración de este tipo de Sushi precisamente por la cantidad de rellenos posibles, que no se limitan al pescado crudo que en estos momentos no nos iba bien utilizar. Como era una primera prueba algo improvisada en un día festivo de tarde lluviosa, y lo importante era jugar un poco, utilizamos unas cosillas que había por casa: palitos de cangrejo congelados, atún de lata, aguacates y queso e untar. Con eso y lo básico para la cocina japonesa (vinagre de arroz, wasabi, salsa de soja...) te montas una cena genial en poco tiempo. Obviamente no es el Sushi más rico, pero es un buen primer paso o introducción si no te la quieres jugar con el tema del pescado. Esto es barato y fácil de conseguir, y el resultado está rico aunque no sea, digamos, realmente japonés ;-)
jueves, 3 de mayo de 2012
Pan de leche en molde
El título de esta entrada casi lo resume perfectamente: es un pan, hecho con leche en lugar de agua, y se hace metido en un molde. Es verdad que aún quedan detalles por decir para saber exactamente de qué estamos hablando, pero lo básico ya está.
Esta receta de pan la he sacado del libro de Dan Lepard "The Handmade Loaf", una fuente casi inagotable de ideas, a cual más apetitosa que la anterior. Voy pasando las páginas y en cada foto de un espectacular pan me paro y me pregunto ¿tengo ingredientes para éste? o ¿apunto este en la lista para la próxima vez? Es un proceso curioso... Estoy descubriendo que esto de hacer pan es una de las cosas que más cambios, alteraciones e innovaciones permite. Si una receta no te convence del todo por el motivo que sea, ¡pues la cambias! Claro que a veces no sale bien, pero muchas veces sí, y es la manera de descubrir cosas nuevas y ricas...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)